15 de agosto
LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA
Solemnidad
MISA VESPERTINA DE LA VIGILIA
PRIMERA LECTURA
Metieron el arca de Dios y la instalaron en el centro de la tienda que David le
había preparado
Lectura del primer libro de las Crónicas
15, 3-4. 15-16; 16, 1-2
En aquellos días, David congregó en Jerusalén a todos los israelitas, para
trasladar el arca del Señor al lugar que le había preparado. Luego reunió a los
hijos de Aarón y a los levitas. Luego los levitas se echaron los varales a los
hombros y levantaron en peso el arca de Dios, tal como había mandado Moisés por
orden del Señor. David mandó a los jefes de los levitas organizar a los cantores
de sus familias, para que entonasen cantos festivos acompañados de instrumentos,
arpas, cítaras y platillos. Metieron el arca de Dios y la instalaron en el
centro de la tienda que David le había preparado. Ofrecieron holocaustos y
sacrificios de comunión a Dios y, cuando David terminó de ofrecerlos, bendijo al
pueblo en nombre del Señor. Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 131, 6-7. 9-10. 13-14 (R.: 8)
R. Levántate, Señor, ven a tu mansión, ven con el arca de tu poder.
Oímos que estaba en Efrata, la encontramos en el Soto de Jaar: entremos en su
morada, postrémonos ante el estrado de sus pies. R.
Que tus sacerdotes se vistan de gala, que tus fieles vitoreen. Por amor a tu
siervo David, no niegues audiencia a tu Ungido. R.
Porque el Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella: «Ésta es mi mansión
por siempre, aquí viviré, porque la deseo.» R.
SEGUNDA LECTURA Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
15, 54-57 ALELUYA Lc 11, 28
†Lectura del santo evangelio según san Lucas
11, 27-28 MISA DEL DÍA Lectura del libro del Apocalipsis
11, 19a; 12, 1. 3-6a. 10ab
Salmo responsorial Sal 44, l0bc.
11-12ab. 16 (R.: 10b) Hijas de reyes salen a tu encuentro, de pie a tu derecha está la reina, enjoyada
con oro de Ofir. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
15, 20-27a
ALELUYA
†Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 39-56
Nos da la victoria por Jesucristo
Hermanos: Cuando esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se
vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: «La muerte ha
sido absorbida en la victoria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está,
muerte, tu aguijón?» El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del
pecado es la Ley. ¡Demos gracias a Dios, que nos da la victoria por nuestro
Señor Jesucristo! Palabra de Dios.
Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.
EVANGELIO
Dichoso el vientre que te llevó
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el
gentío levantó la voz, diciendo: —«Dichoso el vientre que te llevó y los pechos
que te criaron.» Pero él repuso: —«Mejor, dichosos los que escuchan la palabra
de Dios y la cumplen.» Palabra del Señor.
PRIMERA LECTURA
Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal
Se abrió en el cielo el santuario de Dios y en su santuario apareció el arca de
su alianza. Después apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer
vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Apareció otra
señal en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y
siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las
estrellas, arrojándolas a la tierra. El dragón estaba enfrente de la mujer que
iba a dar a luz, dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera. Dio a luz un
varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al
niño y lo llevaron junto al trono de Dios. La mujer huyó al desierto, donde
tiene un lugar reservado por Dios. Se oyó una gran voz en el cielo: —«Ahora se
estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de
su Cristo.» Palabra de Dios.
R. De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir.
Escucha, hija, mira: inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza: póstrate ante él, que él es tu señor. R.
Las traen entre alegría y algazara, van entrando en el palacio real. R.
Primero Cristo, como primicia; después todos los que son de Cristo
Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un
hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán
murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto:
primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de
Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una
vez aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta
que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado
será la muerte. Porque Dios ha sometido todo bajo sus pies. Palabra de Dios.
EVANGELIO
El Poderoso ha hecho obras grandes por mí; enaltece a los humildes
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo
de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el
saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu
Santo y dijo a voz en grito: —«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto
de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto
tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa
tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.» María dijo:
—«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi
salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los
soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide
vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia —como lo
había prometido a nuestros padres— en favor de Abrahán y su descendencia por
siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
Palabra del Señor.