DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO
Ciclo B
PRIMERA LECTURA
Por aquel tiempo se salvará tu pueblo
Lectura de la profecía de Daniel 12, 1-3
Por aquel tiempo se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu
pueblo: serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones
hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro.
Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para la vida eterna,
otros para ignominia perpetua. Los sabios brillarán como el fulgor del
firmamento,
y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, para toda la
eternidad. Palabra de Dios.
Salmo Responsorial Salmo 15, 5 y 8. 9-10. 11
R. PROTÉGEME, DIOS MÍO, QUE ME REFUGIO EN TI.
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano. Tengo
siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.
R.
Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa
serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la
corrupción.
R.
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de
alegría perpetua a tu derecha. R.
SEGUNDA LECTURA
Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo
consagrados.
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 11-14. 18
Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas
veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados.
Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio;
está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus
enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha
perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. Donde hay perdón,
no hay ofrenda por los pecados. Palabra de Dios.
ALELUYA Lc 21, 36
Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para manteneros en pie ante el
Hijo del hombre.
EVANGELIO
Reunirá a los elegidos de los cuatro vientos.
†Lectura del santo evangelio según san Marcos
13, 24-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: —«En aquellos días, después de
esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las
estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al
Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles
para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte.
Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y
brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros
suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará
esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis
palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del
cielo ni el Hijo, sólo el Padre». Palabra del Señor.