SEGUNDO DOMINGO DESPUÉS DE NAVIDAD
Ciclo C
Cuando la solemnidad de la Epifanía se celebra el día 6 de enero
PRIMERA LECTURA
La sabiduría de Dios habitó en el pueblo escogido
Lectura del libro del Eclesiástico
24, 1-2. 8-12
La sabiduría se alaba a sí misma, se gloría en medio de su pueblo, abre la boca
en la asamblea del Altísimo y se gloría delante de sus Potestades. En medio de
su pueblo será ensalzada, y admirada en la congregación plena de los santos;
recibirá alabanzas de la muchedumbre de los escogidos y será bendita entre los
benditos. El Creador del universo me ordenó, el Creador estableció mi morada: —
«Habita en Jacob, sea Israel tu heredad.» Desde el principio, antes de los
siglos, me creó, y no cesaré jamás. En la santa morada, en su presencia, ofrecí
culto y en Sión me establecí; en la ciudad escogida me hizo descansar, en
Jerusalén reside mi poder. Eché raíces entre un pueblo glorioso, en la porción
del Señor, en su heredad, y resido en la congregación plena de los santos.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20 (R.: Jn 1, 14)
R. LA PALABRA SE HIZO CARNE Y ACAMPÓ ENTRE NOSOTROS.
Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión: que ha reforzado los
cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.
R.
Ha puesto paz en tus fronteras, te sacia con flor de harina. Él envía su mensaje
a la tierra, y su palabra corre veloz. R.
Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con ninguna nación
obró así, ni les dio a conocer sus mandatos. R.
SEGUNDA LECTURA
Nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 3-6. 15-18
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la
persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos
eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos
santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona
de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su
gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en
alabanza suya. Por eso yo, que he oído hablar de vuestra fe en el Señor Jesús y
de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros,
recordándoos en mi oración, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el
Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo.
Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a
la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.
Palabra de Dios.
ALELUYA cf. 1Tm 3, 16
Gloria a ti, Cristo, proclamado a los paganos. Gloria a ti, Cristo, creído en el
mundo.
EVANGELIO
La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros
†Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1-18
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la
Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de
la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la
Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la
tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se
llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que
por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La
Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el
mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino
a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da
poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de
sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo
carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del
Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y
grita diciendo: «Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante
de mí, porque existía antes que yo."» Pues de su plenitud todos hemos recibido,
gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la
verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios
Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado ha conocer.
Palabra del Señor.